Curso de iniciación a los cuencos cantores.
- 17 de enero, 2016
Aprende a tocar los Cuencos de Metal o Tibetanos sin necesidad de experiencia previa. Importante herramienta de transformación y auto-sanación.
El sonido modifica nuestras ondas cerebrales, ayudándonos a entrar en otros niveles de conciencia, donde son posibles los estados de sanación porque nos devuelve la vibración natural es decir, nos armoniza.
Para relajarte… para aliviar el estrés y la ansiedad, mejorar de la concentración, aumentar de la percepción, tranquilizar la mente y expandir la conciencia
También es recomendable para todos los que quieran incorporar el SONIDO a sus prácticas de meditación y relajación.
Facilita Luis Zamparo
Espacio de Armonía -clic mas info-
Contacto teléfonico: 4842-1857 / 15 5906-3604
2 Clases de 2 horas semanales en 2016
¿Cuándo?
Miércoles 27 de Enero y 3 de Febrero
¿A qué hora?
Desde 18.30 a 20.30 hs.
¿Dónde?
Espacio de Armonía: General López 619, Villa Bosch
√ Te facilitamos cuencos para la práctica.
√ Certificado de asistencia.
Inversión: $400 por clase o $750 anticipado.
IMPORTANTE: INSCRIPCIÓN PREVIA
¿Para qué sirven los cuencos tibetanos?
Las culturas más antiguas de oriente, consideraban que la enfermedad tiene sus raíces, en un desequilibrio energético, puesto que el universo vibra en una constante, cada átomo, cada célula, cada órgano produce un sonido debido a su movimiento y ritmo. Ellos vibran a una determinada frecuencia y en su conjunto en armonía con todo el cuerpo.
Cuando la frecuencia es distorsionada, la armonía se rompe y es donde aparece la enfermedad.
La resonancia nos dice que es posible modificar estas frecuencias discordantes, por medio de la emisión de otras frecuencias, a través del sonido y la vibración.
Los cuencos de cristal de cuarzo, como los tibetanos (metálicos 7 metales) emiten un modelo de onda alfa similar a la que emite el cerebro en sus estados de quietud y meditación, favoreciendo la producción de linfocitos T , los cuales aumentan nuestro sistema inmunológico. Permitiendo que nuestro cuerpo vibre en la misma octava que el cuenco.
