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TACONES ALTOS, NO!

TACONES ALTOS, NO!

  • 20 de mayo, 2015

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TACONES ALTOS: ¡NO! "No hay nada bueno. Los tacones demasiado altos afectan muy negativamente al tendón de Aquiles y crean una presión excesiva en la parte delantera del pie", declara Katheryn Moss, podóloga de la Universidad de California en San Francisco (EEUU). Según los expertos, andar sobre tacones altos desplaza el cuerpo hacia delante y con él el centro de gravedad, obligando a los dedos y al antepié a soportar todo el peso, provocando dolor y daño en estas extremidades.

Desde el punto de vista de la fisioterapia, el uso de zapatos con tacones altos no sólo afecta a las articulaciones del tobillo y pie sino que también provoca graves consecuencias en el resto de articulaciones del cuerpo desde las rodillas y caderas hasta la columna vertebral.

POSICIÓN EXTREMA Cuando alguien se sube a unos tacones altos, debe recordar que está obligando al pie a mantenerse en una posición extrema, para la que no está preparado. "El tacón es antinatural". Con estas palabras se refiere José Manuel Ogalla, presidente del Colegio Oficial de podólogos de Catalunya, al hablar sobre los riesgos que conlleva utilizar tacones altos de forma habitual. El también profesor en la Universidad de Barcelona (UB), explica que "la superficie del pie está estructurada para trabajar en horizontal". Sin embargo, con los tacones, el pie queda demasiado inclinado. En esta posición forzada, todo el peso del cuerpo recae sobre la parte delantera del pie y la punta de los dedos se ve obligada a aguantar toda la presión. PROBLEMAS EN EL PIE Las consecuencias en la parte delantera del pie, además de los clásicos roces, pueden degenerar en durezas e incluso provocar un "hallux valgus" (juanete).

En los últimos años, los juanetes se han convertido en la quinta operación más realizada a mujeres en la Seguridad Social Catalana. La forma en punta de la mayoría de los zapatos de tacón hace que los dedos no tengan suficiente espacio y se sobrepongan unos encima de otros. Esto a la larga puede generar la aparición de los llamados "dedos en garra".

ACORTAMIENTO MUSCULAR Al utilizar tacones, la posición que adopta el pie provoca un acortamiento del tendón de Aquiles y por consiguiente un acortamiento de la musculatura posterior de la pierna (gemelos y sóleo). Además, al caminar con tanta inclinación, la musculatura de la pierna tiene que trabajar intensamente para mantener el equilibrio con lo que se genera un exceso de tensión que aumenta el acortamiento de dicha musculatura. Los problemas musculares no se quedan en la pierna, ya que como sabéis, los músculos se unen entre sí gracias a las fascias formando cadenas musculares. Por lo consiguiente, el exceso de tensión y acortamiento muscular ascenderá a los isquiotibiales y seguirá toda la cadena muscular posterior hasta llegar a la musculatura posterior de la espalda. Cabe señalar que esta cadena muscular ya tiene de por sí un exceso de tensión y de tono ya que es la encargada de mantener la postura cuando estamos de pie Si encima le añadimos más componentes de tensión las consecuencias no tardarán en aparecer. Acortamiento, contracturas, dolor...

PROBLEMAS ARTICULARES Cuando alguien se sube a unos tacones, evidentemente cambia la posición del pie, pero debido a la flexión del pie, el resto de articulaciones de las piernas también sufren una alteración. La articulación de la rodilla y la cadera quedan ligeramente flexionadas unos 10º. Esto implica una alteración en la movilidad de dichas articulaciones y generará una degeneración de las mismas mucho más rápida. Entre otras consecuencias, la aparición de artrosis de forma prematura.

COMPENSACIONES La nueva posición en la que se encuentra el pie sobre unos tacones, obliga a nuestro cuerpo a realizar algunas compensaciones en su estructura para mantener el equilibrio. La primera compensación que se produce a nivel de la espalda es un aumento de la curvatura lumbar, hiperlordosis lumbar, que generará dolor y otras complicaciones. Esta hiperlordosis se verá aumentada por el acortamiento muscular citado anteriormente. A raíz de esta primera compensación, el resto de "bloques" que forman la columna vertebral (dorsal y cervical) deberán realizar compensaciones para CORREGIR el desajuste que provocan los zapatos, generando dolor y otros problemas.

EQUILIBRIO Y ESTABILIDAD Una de las consecuencias más importantes del uso habitual de tacones, es la alteración de los puntos de apoyo y de la base de sustentación a la que el pie se ve sometido. Como he dicho antes, el peso del cuerpo se desplaza hacia adelante y el centro de gravedad por lo tanto se adelanta. Como ocurriría con los cimientos de una casa al introducir un desequilibrio en el suelo, las vigas y tabiques deberán trabajar en exceso para corregir el desajuste y evitar el derrumbe. Con el cuerpo pasa lo mismo, la musculatura de todo nuestro cuerpo se verá sometido a un esfuerzo constante para poder equilibrarse y evitar las caídas. Al disminuir la base de apoyo del pie, aumenta considerablemente el riesgo de sufrir esguinces de tobillo por la inestabilidad que genera el zapato.

CONCLUSIONES Recalcar que toda esta serie de consecuencias por utilizar zapatos de tacón pueden aparecer si se hace un uso excesivo de ellos. Por lo tanto, no se trata de eliminar de todos los armarios los zapatos de tacón, sino de utilizarlos con moderación. Se trata simplemente de conocer los riesgos y los efectos que pueden provocar en nuestro cuerpo si se utilizan con demasiada frecuencia. Y en definitiva, reflexionar sobre los valores que imperan en nuestro día a día y nunca anteponer la moda o la estética a la salud. No existe un "zapato ideal", pero sí debemos tener en cuenta algunas características básicas para proteger nuestros pies y nuestro cuerpo. Los zapatos totalmente planos tampoco son del todo buenos, por lo que se recomienda que el zapato tenga algo de tacón, no más de 3-4 cm, ya que ayuda al despegue del pie durante la marcha. Por otra parte, la suela debe ser resistente y gruesa y si es de goma mejor, ya que absorbe mucho mejor los impactos del pie contra el suelo. La punta es mejor que sea cerrada y más bien amplia, respetando la forma "rectangular" del pie para que los dedos tengan espacio y no se superpongan unos sobre otros.

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